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Divagaciones, Japón y yo, Yo, traductora

To master, teach

La etiqueta de mi Yogi Tea de hoy dice: «To learn, read. To know, write. To master, teach.» Para aprender, lee. Para saber, escribe. Para dominar, enseña.

Siempre me ha gustado la enseñanza de la traducción, desde antes de empezar a dar clases de japonés a estudiantes universitarios.

Todo el mundo enseña sin darse cuenta en algún momento de su vida; en mi caso, empecé a enseñar traducción la primera vez que pedí a alguien que me ayudara a traducir un manga.

Por aquel entonces era freelance y se me empezaba a acumular el trabajo. Decidí buscar ayuda para seguir ofreciendo a la editorial con la que trabajaba la misma calidad que si lo hubiera hecho yo y tuve que explicar por primera vez cómo se tenían que enfocar la traducción del manga, estrategias, herramientas… Pero por supuesto no era enseñanza en forma de clase, eran más bien consejos nacidos de la experiencia.

Con el tiempo y los estudios descubrí el concepto de la «enseñanza de idiomas para estudiantes de traducción» y me pareció un enfoque todo revolucionario. No es lo mismo enseñar inglés a alguien que va a usarlo para los negocios que para un futuro traductor. Las competencias necesarias son diferentes. Y eso lo entendí gracias al insuperable programa de inglés «for translator trainees» de la profesora Justine Brehm en mi universidad. No teníamos que aprender inglés,  sino «todo lo que rodea a un uso concreto del inglés», pro decirlo sin tecnicismos. Imagino que ahora será cuarenta veces mejor, aunque viendo el nivel de los licenciados de ahora, tal vez no.

Al cabo de unos años, reuní a un equipo de traductores de japonés para enseñarles a hacer las cosas como a mí me gustaba hacerlas y seguir creciendo en la medida en que mis clientes lo necesitaban; el proceso era más que nada leer sus traducciones y explicarles dónde estaban sus errores para que pudieran corregirlos. La cosa funcionaba. Me di cuenta de que les estaba enseñando todo lo que en la universidad no habían aprendido.

Casi al mismo tiempo, empecé a dar clases de japonés en la universidad, pero para principiantes en general. Una introducción. Pero me daba cuenta de lo diferente que es el enfoque y de lo mucho que me gustaba enseñar a traductores que ya tenían «el chip» cambiado y la mente abierta.

Y por fin, la UJI me brindó la oportunidad de enseñar a estudiantes de traducción. Pude confeccionar un curso con un planteamiento acorde a las necesidades del traductor: leer. Aprender a enfrentarse a un texto; no sólo entender las palabras en sí sino identificar estructuras y relaciones gramaticales, repeticiones, elementos metalingüísticos… el contexto.

Recuerdo haber empezado clases diciendo: «abrid la mente y olvidad toda la gramática de las lenguas románicas, porque en japonés no hay plural, ni género; los adjetivos se conjugan y los verbos se declinan».

En 2005 puse en papel los resultados de esa especie de investigación independiente que llevé a cabo en mis clases. Pero le  di una vuelta de tuerca más, un toque más comercial y lo relacioné con el lenguaje del manga.

Se tituló «Japonés para Gente Manga» y lo defino como un kit de herramientas de lectura en japonés. No es otra cosa que un manual de japonés para traductores adaptado a todos los públicos, pero con el objetivo fundamental del traductor: descodificar, asimilar y reformular un mensaje. En definitiva, un método para aprender leyendo.

Acerca de Mary Smith

Veinte años traduciendo. Dibujo, leo, edito y en la vida me acompaña un tatuador. Pronto seremos más en casa... #itsdangeroustogoalone #tuwasduwillst

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